Para muchos de nosotros, llevar gafas es algo cotidiano con lo que convivimos casi sin darnos cuenta.

Pero ¿recuerdas aquel momento clave en dónde te dijiste: “me da a mi que necesito gafas”? ¡Nunca se olvida!

Aunque es cierto que en ocasiones es difícil darse cuenta que uno ya no ve tan bien como lo hacia antes. Muchas veces nos enteramos porque realmente comenzamos a ver mal, pero otras son nuestros amigos o familia quienes señalan un problema que nosotros teníamos normalizado.

Pero ¿como sabemos que debemos acudir al oculista si ni siquiera somos conscientes?

Este divertido vídeo, puede ayudarte a descubrirlo: